Por Ana Cristina Yáñez, Bibiana Salazar, Gloria Ayala, Micaela La Rosa y Mauricio Capacyachi, Comunicadores para el Desarrollo y creadores del proyecto “Paternidad con Ternura”

Desde una motivación personal, combinada con la ironía de padres ausentes en integrantes del grupo, nos enrumbamos en la construcción y deconstrucción de figuras paternas para lograr la formación de familias más sólidas y que comiencen a separarse los roles tradicionales de género.
La paternidad en el Perú ha sido asociada tradicionalmente al rol de proveedor, dejando de lado la crianza emocional. Esta ausencia impacta el desarrollo emocional y social de niños y adolescentes, generando consecuencias que se extienden hasta la adultez. La paternidad activa sigue siendo vista como un gesto excepcional más que una responsabilidad compartida. Además, la falta de espacios para que los hombres reflexionen sobre su rol parental limita la posibilidad de transformar estos patrones.
El proyecto Paternidad con Ternura surge como una propuesta de comunicación para desafiar estas estructuras y promover nuevas formas de paternidad basadas en la corresponsabilidad y la afectividad. Desde Comunicación para el Desarrollo, una carrera poco convencional pero fundamental para lograr transformaciones sociales, iniciamos nuestro último ciclo universitario pensando y repensando nuestro proyecto final. Después de unas cuantas vueltas a la problemática a abordar, nos encontramos con una situación de la cual ninguna persona se puede desprender: “todos tenemos un papá”, y muchas de las relaciones con esta figura representan una problemática compleja de transmitir.
Siguiendo el recorrido aprendido a lo largo de la carrera para la transformación social, nos adentramos en el diagnóstico, diseño, gestión y evaluación de un proyecto real; después de tantas propuestas que muchas veces se quedaban en el papel. La principal contraparte la encontramos en una institución educativa del nivel inicial. Allí supimos que encontraríamos el florecimiento de la problemática que interrelaciona a la paternidad y a la masculinidad. A su vez, impactaríamos en toda una comunidad educativa, logrando promover una mejora para la responsabilidad parental dentro del núcleo familiar y en beneficio de las y los alumnas y alumnos de la institución.
La responsabilidad paterna está estrechamente vinculada a la construcción de una masculinidad hegemónica que sigue perpetuando los roles de género tradicionales. Contextos en donde los hombres no tienen espacios para la sociabilización, mantienen su función de proveedor y no están presentes en las actividades familiares de sus hijas e hijos repercuten en el desarrollo de una paternidad ausente o poco responsable con el crecimiento de sus familias. Para apoyar esta ruptura de modelos tradicionales de paternidad y ofrecer nuevas estructuras que celebren la diversidad de cada masculinidad en la construcción de un rol paternal con los valores de responsabilidad y solidaridad hacia sus vínculos familiares, el proyecto desarrollado tiene la intención de “Promover espacios de comunicación para la sociabilización de nuevas formas de paternidad que permitan discutir sus mandatos tradicionales, así como reflexionar sobre la asignación de roles de género convencionales”.

Como desarrollo del proyecto aplicamos dos rutas, una digital y otra en el mismo colegio. En la primera, utilizamos la plataforma digital de Instagram para hacer visible el proyecto, colocando en debate las representaciones de la paternidad que nos ofrece la sociedad y comunicando nuestros esfuerzos por reconstruirlas. En la institución educativa, desde un inicio establecimos un vínculo con la comunidad educativa para garantizar su participación en las actividades que nos encontrábamos planificando y que implicaban un reconocimiento de estas nuevas formas de ver la paternidad para construir padres y madres que tengan la intención de seguir trabajando por el bienestar de su familia.
Asimismo, los hallazgos recogidos en la institución educativa fueron fundamentales para el diseño del proyecto, ya que nos permitieron comprender las principales barreras y motivaciones de los padres en su ejercicio de paternidad. Tres aspectos clave destacaron: primero, cada padre carga con una "mochila" simbólica, llena de experiencias y aprendizajes de su infancia que influyen en su forma de criar; segundo, mientras las madres suelen contar con espacios para compartir sus experiencias, los padres carecen de estos ámbitos para socializar y dialogar sobre su paternidad; y tercero, aunque muchos desean romper con patrones tradicionales, no cuentan con referentes claros de una paternidad distinta. A partir de esto, estructuramos el proyecto en tres niveles.
A nivel individual, la estrategia Mochila invita a los padres a reflexionar sobre las influencias socioculturales que han moldeado su rol; recordando que antes de cuidar, también fueron cuidados. A través de actividades que exploran las responsabilidades y expectativas paternas, los padres utilizan objetos simbólicos para mapear sus emociones y reconocer las cargas socioculturales que han influido en su paternidad; este ejercicio no solo les permite mirar hacia el pasado, sino también cuestionar y resignificar su rol en el presente. En el nivel colectivo, la estrategia Narrativas que Conectan genera espacios de diálogo donde los padres pueden compartir sus experiencias y fortalecer su identidad paterna; aquí, la construcción de redes de apoyo y el intercambio de vivencias se convierten en herramientas clave para visibilizar nuevas formas de paternidad y fomentar prácticas de crianza corresponsable en la vida cotidiana. Finalmente, en el nivel sistémico, la estrategia Romper el Patrón impulsa la visibilización de paternidades basadas en la ternura, el cuidado y la corresponsabilidad; a través de videos cortos en redes sociales, se desafían los roles tradicionales con una narrativa que resalta la importancia del compromiso paterno en la crianza, convirtiendo a cada padre en un referente de cambio para su comunidad.

Como resultado de los 5 meses de diseño y ejecución, el proyecto logró generar conciencia sobre los patrones heredados en la crianza y su impacto en los niños y niñas. La iniciativa llegó a 3,245 usuarios en redes sociales, quienes interactuaron con el contenido creado. En la institución educativa se posicionó la discusión sobre paternidades en la juventud actual, alcanzando a 40 personas entre padres, madres y profesoras. Entre las reflexiones recogidas, algunos padres y madres compartieron que "la paternidad es un cambio radical pero bello a la vez", "ser padre es una función que no tiene un inicio ni un final" y "nadie nos enseña a ser padres". Además, nos dimos cuenta de que era crucial involucrar a todos los actores posibles para que se convirtieran en agentes de cambio.
Para generar un impacto sostenible, diseñamos un plan 2025 para las docentes, donde detallamos la metodología y compartimos con las profesoras el contexto, el diagnóstico, los hallazgos y las invitamos a diseñar sus propias actividades. Así, la sostenibilidad del proyecto radica en su capacidad de ser replicado y apropiado por la comunidad educativa, permitiendo que más padres y madres encuentren espacios de diálogo y reflexión sobre sus roles. Además, el uso de redes sociales como parte del proyecto facilita la permanencia y continuidad de la discusión, trascendiendo el espacio físico del colegio. Por último, aún nos encontramos en proceso de búsqueda de nuevos espacios y situaciones, donde repensar la paternidad sea una acción de interés para trabajar.
Si bien se generaron cambios significativos en la percepción y disposición de los participantes, aún queda un largo camino por recorrer para consolidar una paternidad más equitativa y que se posicione desde la ternura. La transformación de estos patrones requiere un esfuerzo sostenido desde distintos ámbitos, incluyendo la educación, la comunicación y las políticas públicas. Solo a través de un compromiso conjunto como sociedad podremos posicionar la comprensión de la paternidad no como un gesto excepcional, sino como una responsabilidad compartida basada en el afecto, el cuidado, la presencia y el respeto por la diversidad de experiencias paternas. Todas y todos tenemos o conocemos de una figura paterna; el cambio nace desde nuestra intención por darle una representación acorde a los valores que alguna vez fueron olvidados, pero que resultan fundamentales para el crecimiento de quienes erigirán las futuras sociedades.
Cada uno de nosotros tiene o conoce a una figura paterna; el cambio comienza con nuestra intención de moldear su representación en consonancia con valores que quizás se hayan olvidado, pero que siguen siendo esenciales para cuidar y formar a las generaciones futuras.
La crianza es un acto de ternura que se comparte. Conoce más de nuestro proyecto en @paternidadcon.ternura en la red social Instagram. No dudes en escribirnos para seguir generando alianzas en beneficio de la paternidad.